domingo, 12 de agosto de 2012

Mi puta nueva y temporal vida







Tú, tú, tú y tú,
y mil y miles de millones de veces,
Tú.

Pequeño diamante en bruto,
a ojos de los demás zirconio,
apareciste de la nada
de la mano de una niña grande.

El halo que te rodea,
aura de festejo,
llenaba mi mente,
y la rebosaba cada día.

De exterior dulce,
y relleno aún más,
escondía una sabiduría,
que no era de esperar,
albergaba una matemática,
una sinfonía,
una melodía
que el propio Mozart querría hacer suya,
unas energías, unas ilusiones,
un positivismo bipolado,
 un amor infinito,
una empatía desorbitada,
un no se qué que que sé yo...

Y como la lotería,
sin realmente merecerlo,
me tocó,
y el pasado pensado como un futuro constante
se marchitó,
brotó encima una encina,
que sin duda lo aplastó,
sus ramas tomaron mi cuerpo,
sus hojas me poblaron,
y enraizó en mi corazón,
y nunca sentí una dicha,
de ese calibre, de ese nivel.

Un yo que sé que que sé yo,
que para siempre,
me va a tener enamorado