sábado, 7 de abril de 2012

De perros amores/ De piedras amores/ De piedras escalones/ Del cielo escalones



Estoy harto de diamantes,
quiero un canto rodado
con sabor a risas,
quiero que sea de la cantera,
no caída del cielo,
quiero que me dé la vida
y no sea filosofal,
quiero que valga mucho,
pero no un riñon, ni venga de él,
quiero tropezarme de una vez,
cogerla y que no se me vuelva a escapar,
no me importaría, pero nada,
que tuviese banda sonora albiceleste,
ni que la pureza de sus formas
penetren mis sueños,
haciendo añicos mis neuronas,
que las organizase y sacase su potencial,
no me importaría que se deshiciese
y se introduzca en mi reloj,
no me importaría picar para sacarla,
con que me de una señal basta,
no me importa de donde salga,
pero espero que me golpee pronto,
quiero que sea mi primer pilar,
de mi castillo medieval,
quiero que sea la causa de mis dolores,
y mi psicóloga y mi policía,
mi maestra, mi ladrona y mi ratona,
y quiero que me deje ser su escultor,
quiero que tenga tacto enfermo
y coco de ojitos,
quiero que sea la piedra de mi mechero,
el recipiente de mis rimas,
quiero que sea mi carbón dulce,
y todos los días 6 de Enero.

Tienes las maletas en la puerta de mi cabeza,
cuando quieras vuelves a por tus cosas.

martes, 3 de abril de 2012

Ale, ale, Lolitas!

Sólo con un latido es suficiente,
obnuviláis sin querer a una cabeza ya de por sí atolondrada
con la misma facilidad pasmosa
con la que con un simple gesto, los acordes y notas
que inundan mi cabeza por unos cutres auriculares,
se me asemejen un poco a vuestra pulcritud.

El fino aroma de esos instantes,
abrasa mi crebro como el hierro al ganado,
ocupa un nuevo espacio en el disco
y pierdo otro poco de RAM permanentemente
para recordar vuestro recuerdo.

Sois tan perfectas, que doleis,
doleis con tan solo una mirada,
y os clavais dentro desgarrando
con que la luna creciente
dibujeis en vuestra faz.

Es un dolor tan dulce
que amarga el mero hecho
de que solo provenga del pasado, o aún peor,
que os repitais constantemente en mis narices,
y rechinen mis dientes al ver un invisible cartel
de "Se mira pero no se toca".

Todo porque con solo en un segundo
puedo enamorarme,
con 2 más, adorar y besar el suelo que pisáis,
sin embargo, sí necesito más de  86 400
para llegar a querer a una deidad.