miércoles, 25 de noviembre de 2015

Y de la paliza quedó más o menos irreconocible. Por ella. Como siempre.


Todo fue de más a menos,
o según como se mire,
de menos a más,
de más curiosidad a menos,
de menos intenciones a más,
de más de los demás que de ti misma,
de menos menosprecio al absoluto,
demasiado tóxico, por desgracia,
nunca fue de menos,
y de menos amor, por desgracia,
nunca fue de más.

El caso es que el menos pensado de los días
fue el más perfecto de los recuerdos,
y el más pensado de los días
fue el más lapidador de los mismos.

De más palabras a menos,
de más puñales, de más,
de menos palabras a más,
de menos elogios, de menos,
de menos siempre porque faltas,
de más de lo que piensas en sí,
de menos de lo que yo te pienso,
demasiado tiempo ya sin ti...

Porque tan malo es echar de menos sin más,
como sin querer, echar de menos echar de más...

PD: No me hagáis ni puto caso, me invento las cosas, o eso dicen.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿ Qué peor manera de decírtelo que así?

Luego estoy yo loco si te venero,
yo, que pude tocar con mis dedos
las fantasías de Da Vinci,
esas combinaciones armónicas,
proporciones idílicas,
rozamientos inexistentes pero funcionales,
máquinas y trazos de carne icónicos
empequeñecidos ante,
para que buscar eufemismos,
ti,
tan simple como una palabra de dos letras,
tan complejo como un signo sumerio,
dándome contigo un sentido a mi ti,
quitándome contigo la senda al hoyo,
donde te rezo,
donde todo es blanco y negro,
donde aparezco, mas nunca estoy,
pero luego estoy yo loco si te endioso,
cuando es una realidad,
cuando la mierda de levantarse y andar
la hago yo desde que me degollé cada día,
y sin un carpintero,
acabado como un chiste de colmos
clavado en una madera,
que me lo ordene,
y solo con que tú me hicieses ser algo útil,
a fogonazos, si, cierto, como todo y siempre,
ahí está el verdadero milagro,
pero luego yo estoy loco si tengo fe ciega,
aun desterrado y repudiado de por "vida",
entregado en cuerpo y alma,
más lo segundo que lo primero,
ya que fue tuya desde la primera risa,
y la carne ya quedó suficientemente marcada,
pero luego yo estoy loco si te venero,
aunque he de reconocer que en ocasiones,
no sé quién está más loco,
si yo, o mis ganas de tenerte,
porque no te puedo pedir que vuelvas,
pero vuelve,
porque no te puedo decir que te necesito,
pero vuelve y sácame de la zanja que cavé,
por ti, por Dios, por ti...
Pero vuelve y pon fin a este eterno ramadán de sonrisas...