Luego estoy yo loco si te venero,
yo, que pude tocar con mis dedos
las fantasías de Da Vinci,
esas combinaciones armónicas,
proporciones idílicas,
rozamientos inexistentes pero funcionales,
máquinas y trazos de carne icónicos
empequeñecidos ante,
para que buscar eufemismos,
ti,
tan simple como una palabra de dos letras,
tan complejo como un signo sumerio,
dándome contigo un sentido a mi ti,
quitándome contigo la senda al hoyo,
donde te rezo,
donde todo es blanco y negro,
donde aparezco, mas nunca estoy,
pero luego estoy yo loco si te endioso,
cuando es una realidad,
cuando la mierda de levantarse y andar
la hago yo desde que me degollé cada día,
y sin un carpintero,
acabado como un chiste de colmos
clavado en una madera,
que me lo ordene,
y solo con que tú me hicieses ser algo útil,
a fogonazos, si, cierto, como todo y siempre,
ahí está el verdadero milagro,
pero luego yo estoy loco si tengo fe ciega,
aun desterrado y repudiado de por "vida",
entregado en cuerpo y alma,
más lo segundo que lo primero,
ya que fue tuya desde la primera risa,
y la carne ya quedó suficientemente marcada,
pero luego yo estoy loco si te venero,
aunque he de reconocer que en ocasiones,
no sé quién está más loco,
si yo, o mis ganas de tenerte,
porque no te puedo pedir que vuelvas,
pero vuelve,
porque no te puedo decir que te necesito,
pero vuelve y sácame de la zanja que cavé,
por ti, por Dios, por ti...
Pero vuelve y pon fin a este eterno ramadán de sonrisas...
un gran poeta
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