domingo, 3 de mayo de 2020

Hemofílico por elección

Como habitación que mengua
de manera opresivamente claustrofóbica,
abrazan las afiladas mi sistema coronario,
en un encogimiento torácico
donde todo estás más comprimido que nunca
menos la baraja que consiguió el solitario,
desatada celebrando descontrolada,
asola con las bases de lo socialmente correcto,
que asientan los avances acumulados,
mas obviamente no aseguran el premio,
pues aun habiendo tomado camino sin retorno,
la estupidez o la entraña más tierna
siempre fueron presas de las cenizas
aunque fuera simplemente de manera
loca, enfermiza e irracional,
pues arrancar tu Psyque
para condenarla a la cruz,
sentaba más los clavos en el pino propio
que en sus curtidas pero dulces palmas,
y aún siendo consciente,
el paso tenía que ser dado,
como quien pega la patada al taburete
o sumerge la hoja ente las costillas
dejando en el norte el pectoral siniestro,
horadando la carne entonces fresca,
derramando plasma,
despellejando tejidos,
girando a medida que se abre paso
agrandando el boquete que dibuja
incluso separando ligeramente
las costillas que lo delimitan,
resonando como el crujir de unos nudillos,
que cuando uno mira hacia ese pozo,
el eco de lo tomado golpea como el sonido,
noqueando,abrazando, anudando cuerdas,
y derramando el suero que empapa
las escrituras de lo que cimienta todo,
mas se torna en papel maché.

viernes, 3 de abril de 2020

Memento


Manantiales artificiales,
sondeos ilegales que se creían clausurados
lloran losas que se precipitan en el pecho
en una inexplicable sangría
donde el raciocinio se somete a los fantasmas
independientemente de su solera,
desde los sepultados en el Valle de los Reyes
a los incinerados en flamas,
contribuyendo a crear un colador,
en una ráfaga de balas ponzoñosas
que dejan un fiambre gélido,
más incluso,
que donde el Capitán como el Titanic
viene a ver el fondo más de 500 noches,
como Sabina,
a pesar del fuego que lo derrite
para intentar sellar los butrones
por donde le roban la existencia
que como miguitas de pan,
llevan siempre a Roma.

martes, 31 de marzo de 2020

Gota China


Y cae otra gota
horadando aún más mi cráneo,
acompasada, rítmica,
como si de un beat se tratase,
esos que te hacen mover la cabeza,
aquí, bombea el motor acompasado,
monótono, cíclico, predecible,
absurdo, estúpido, triste,
como las calles en cuarentena,
como la homeopatía,
como una viñeta de Joan Cornellá,
como una frase de madre,
como un ouroboros,
como un trabajo de oficina,
como yo...
como yo me siento,
y siento como ha ido.

lunes, 30 de marzo de 2020

Espacio de tiempo muy breve. Siempre.

Es cierto que los momentos son momentos,
pero a veces,
un momento puede dejar de serlo
cuando se enquista,
cuando una hoja hace metástasis
entre un ventrículo y el segundero,
instalándose, incubando,
en un no quiero ver y quiero pensar,
que teje unos falsos cimientos de arenisca,
en los que cual puente de cuerdas
no sabes cuando viene a flaquear,
aunque se intuya
y en una bajada de telón cualquiera
de estas en las que menos te lo esperas
aparecen lo vómitos y las cefaleas
nada más abrir las verjas,
vomitándote ellas a ti,
en una telaraña de escombros
donde eres presa momentáneamente
del yugo de ese momento
en el que ese momento
decidiste que era el momento
sin saber lo que firmabas
en ese puto momento.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Harakiri deshonroso

Siempre he sido inverosímil,
como una constante historia de tabernas,
he vivido atormentado calándome,
y sin calar, más de una vez
y menos de lo que querría,
a pesar del riesgo,
siempre fui un temerario
en la materia de regalar vísceras,
pues más que ofrendas,
lo veía como devoluciones altruistas
cual sobre en negro en negro precipitado
de un cabeza de familia
cuya prole depende de esa maldita celulosa,
total, de célula a celulosa,
no hay tanta diferencia,
y aunque al final se cosieran las comisuras
y acabara gangrenado a fuego,
decir las letras incorrectas, a propósito,
sólo era como una salida de emergencia,
una barra antimiedos del juego de la soga,
donde cada hebra surcando mis palmas,
no eran si no agujas infectas
que derivaban en vocablos,
que como brazadas en arenas movedizas,
atrapaban en contra de lo pulsado
pigmentando un poco más el interior.