miércoles, 29 de diciembre de 2010

La procesión va por dentro

Puedo olvidar
puñales por la espalda,
perdigonazos a quemarropa,
o picotazos de buitres
como si carroña fuera.

Puedo sanar
infamias y traiciones,
vejaciones y calumnias,
o continuas represalias
por humanamente errar.

Pero no puedo arrancar
esa astilla de mi alma,
de ese ídolo de roble
que con sus sinuosas curvas
me invitó un día a tocar,
que quedó en mí anclado
como ballena varada
en mi solitaria playa
no puede desencallar.

Que ningunea mis razones
menospreciando todo aquello
que no se pueda comparar,
con esos otoñales ópalos
por los que taladro mi mente
para volverlos a encontrar,
con esas perfectas tangencias,
que mezclaron mis ideas
y en ella me hicieron pensar,
o con esa cascada nocturna
en la que la fiera pantera
se viene a reflejar.

Astilla de ese manzano,
donde preside lo prohibido,
solo al alcance de la sierpe,
nectar más dulce del Edén.

Adorado ídolo de roble,
vagamente tangible,
dejame de ti escapar,
libérame de la imagen
que domina mi cabeza,
y apresado me hace estar.

A.O.M.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Con 40 ( fantasías) en la cama

Señora, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya,
bastará para  sanarme...

y dejar mis pertenencias
por simplemente acariciarte.
 Por sentirte entre mis brazos,
estrecharte contra mi cuerpo
y deslizar lentamente
sobre tus labios mi dedo.
Por ensortijar tu pelo
y sentir como me pierdo
al deslizar mi boca
por cada rincón de tu cuello.
Por contar y recrearme,
trazando constelaciones
con los lunares de tu piel.
Por desubrir los secretos
que encierra tu figura,
y jugar al escondite
con miradas furtivas.
Por un combate de húmedas,
a pecho descubierto,
donde no hay vencedores,
muertos, ni vencidos.
Por dibujar tu silueta desnuda
en el amplio firmamento,
embelleciendo así la noche,
mejorando el universo.
Por colorear tus mejillas
al susurrar en tu oído
que te prometo mi alma
si nos fundimos en un beso.

A.O.M.