miércoles, 29 de diciembre de 2010

La procesión va por dentro

Puedo olvidar
puñales por la espalda,
perdigonazos a quemarropa,
o picotazos de buitres
como si carroña fuera.

Puedo sanar
infamias y traiciones,
vejaciones y calumnias,
o continuas represalias
por humanamente errar.

Pero no puedo arrancar
esa astilla de mi alma,
de ese ídolo de roble
que con sus sinuosas curvas
me invitó un día a tocar,
que quedó en mí anclado
como ballena varada
en mi solitaria playa
no puede desencallar.

Que ningunea mis razones
menospreciando todo aquello
que no se pueda comparar,
con esos otoñales ópalos
por los que taladro mi mente
para volverlos a encontrar,
con esas perfectas tangencias,
que mezclaron mis ideas
y en ella me hicieron pensar,
o con esa cascada nocturna
en la que la fiera pantera
se viene a reflejar.

Astilla de ese manzano,
donde preside lo prohibido,
solo al alcance de la sierpe,
nectar más dulce del Edén.

Adorado ídolo de roble,
vagamente tangible,
dejame de ti escapar,
libérame de la imagen
que domina mi cabeza,
y apresado me hace estar.

A.O.M.

1 comentario:

  1. Bueee, este poema no es que me haya llamado la atención mucho, pero está bien. Me ha gustado el contraste así entre la primera y segunda estrofa con la tercera, el "puedo... puedo... pero no puedo". También me gusta, así suelto, las palabras "ningunea" y "menosprecia", denotan muy bien el sentimiento de soledad, tristeza, pérdida.. un sentimiento no malo pero sí triste,no sé xDD

    La estrofa del manzano del Edén está genial! En una primera lectura no me había dado cuenta del significado, pero vamos xDD Bien, bien!

    Y bueno, "tí" no lleva acento xD Es algo que no puedo evitar corregir como estudiante de letras :P

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