jueves, 29 de septiembre de 2011

Ludópata insomne que siempre pierde

Quedemos esta noche
llévame a los peores bares,
que  quiero apostarme la segunda con la luna,
a ver quien de ambos aguanta
más tiempo esta noche despierto,
que los graznidos de los verdes gatos
que pueblan mi salón,
arañan mi espalda como puñales,
remendada solo por el opio y la cerveza
y cual vaquero con rodilleras está,
en el fondo del cajón,
solo, en un rincón, acompañado,
como el último cereal en la leche,
que se hincha y al explotar
cae en la memoria de tus pupilas,
en la hierba que acariciaban mis dedos,
en el banco que me esperaba con ansia,
en el humo que lentamente nos avoca
a un suicidio colectivo a cada suspiro más cercano,
todo ello enterrado en una manta de nieve blanca,
gélida y que al contacto amarga,
pero con cariño, si me acerco me funde,
y las esquirlas se sueldan en mis entrañas,
me intoxican y me envenenan
como al beberme mil termométros que marcan cero grados
porque el calor lo perdieron con la distancia,
supuesta mujer perfecta del olvido,
pero esta vez parecen divorciados,
y tan mal marcha la cosa que ni Afrodita lo levanta.

A.O.M.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Como el plomo en el agua

Prepara los cañones o remolcame,
porque mi barco esta varado,
sin opción de movimiento,
y el viento, a tu favor, como no,
llevame a la tierra prometida
o prometeme llevarme a mi entierro,
porque la incertidumbre, come,
y hace que me consuma como vela,
vela rota de mi barco, que no avanza,
porque mi ancla anclada está en ti.

Enredada en tus cabellos
junto a millones de ilusiones,
hundida en tus pupilas
junto a todas mis desilusiones.

Cargo un tesoro que nadie ha visto,
de lo más profundo de tí procede,
no me lo quites te suplico,
ni mi memoria sustraigas,
porque es lo único, lo único,
que me queda mi viaje a tí,
gélida y amada Atlántida.

A.O.M.

Ni arrancándome la lengua para callarme



No puedo, no puedo.
Ni arrancándome los ojos
para no verte podría.
No puedo...
Ni arrancándome los oídos
para no escucharte podría.

Encima vas y me vomitas
sentimientos desencuadrados
en lugar y tiempo,
que a fuego se me tatúan
y no salen ni con agua hirviendo,
agua demasiado fría
comparada con el roce con tu cuerpo.

No puedo, no puedo.
Ni arrancándome la nariz
para no olerte podría.
No puedo...
Ni arrancándome la piel
para no tocarte podría.

Encima vas y me evitas,
ni siquiera me dejas ver esos ojitos verdes
que me dan la vida,
que como clavos al rojo vivo se clavan,
clavos demasiados fríos
comparados con el roce con tu cuerpo.

A.O.M.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

RapunCel

Sola, alegre,
encerrada en tu torres de piedra,
tranquila y sosegada,
desafías a la vida con tu mirada de tigresa,
la misma mirada de hielo que abrasa
como llama perpetua que ni el agua apaga.

Te recuestas en tu cama,
tranquila y sosegada,
mientras el tiempo pasa a tu merced,
y aunque aromas del pasado te sobrevuelan,
controlas cada granito de arena con tu nobleza,
la misma nobleza que en tu almenara te mantiene presa.

Te asomas a la ventana,
intranquila y sosegada,
miras sin mirar abajo,
fría e impasible, te tiembla el pulso,
precipitas tu cascada castaña torre abajo
donde ansioso e impaciente espera tu rana,
la misma rana que queda tocada y hundida
porque tu melena dejas a metros de ella.

A.O.M.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Reloj de arena caducado


Fúndeme con tu indiferencia sobrehumana,
úneme a este banco de deshechos
en el que muero cuando acaba el día,
no poses tus preciosos ópalos en mi faz,
no pienses en situaciones pasadas,
ni recuerdes mi cara de alegría.

Y es que...

haría lo que fuese preciso, princesa,

por volver a hacer que el tiempo vuelva y nos pertenezca,
por volver a anochecer amarrado en tu espalda,
por volver a ver mis sueños en tu cara reflejados,
por volver a donde antes y gritar que nos amamos,

por volver, por volver...

Y es que...

haría lo que fuese preciso, princesa,

contar los lunares de la luna
y del diccionario las palabras,
tatuar la ciudad con tu nombre
y vestir el cielo con tu magia,
magia que me transforma,
que me da vida,
que me rellena todos mi huecos
y poco a poco me domina,
que me lleva a donde quiero,
me transmite confianza,
y que cuando me falta,
a los infiernos va, y me lanza,
y me contagia la apatía,
de un perro al sol en verano,
del perezoso, que no se mueve de su árbol,
y del niño que en la escuela,
siempre anda castigado
porque cuando debe, nunca hace su trabajo.

Y esque...

haría lo que fuese preciso, princesa...

bajarte del Olimpo para crearte el tuyo propio,
hablar con las estrellas para escribir tu nombre en ellas,
hacer que las flores se inclinen a tu paso,
que el Mago de Oz te conceda mil deseos,y entre ellos,
que el sol se rinda a tus encantos.


Princesa, deja se ser mi cometa Halley
y vuelve para quedarte, no te vayas,
porque sabes, sabes,
que haría lo que fuese preciso, mi princesa.

A.O.M.