jueves, 29 de septiembre de 2011

Ludópata insomne que siempre pierde

Quedemos esta noche
llévame a los peores bares,
que  quiero apostarme la segunda con la luna,
a ver quien de ambos aguanta
más tiempo esta noche despierto,
que los graznidos de los verdes gatos
que pueblan mi salón,
arañan mi espalda como puñales,
remendada solo por el opio y la cerveza
y cual vaquero con rodilleras está,
en el fondo del cajón,
solo, en un rincón, acompañado,
como el último cereal en la leche,
que se hincha y al explotar
cae en la memoria de tus pupilas,
en la hierba que acariciaban mis dedos,
en el banco que me esperaba con ansia,
en el humo que lentamente nos avoca
a un suicidio colectivo a cada suspiro más cercano,
todo ello enterrado en una manta de nieve blanca,
gélida y que al contacto amarga,
pero con cariño, si me acerco me funde,
y las esquirlas se sueldan en mis entrañas,
me intoxican y me envenenan
como al beberme mil termométros que marcan cero grados
porque el calor lo perdieron con la distancia,
supuesta mujer perfecta del olvido,
pero esta vez parecen divorciados,
y tan mal marcha la cosa que ni Afrodita lo levanta.

A.O.M.

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