Casas de paja,
manzanas envenenadas,
siempre me confundo,
y construyo sobre arenas movedizas,
minuciosamente, palito a palito,
pasito a pasito,
al filo del desfiladero,
confiando en lobos,
siempre yerro,
obvio, necio, ciego,
fumando colores,
pintando vida en cartones incompletos
por desmembramiento espontáneo,
como quien esputa su corazón al piso
una vez que comienza a arrasar las calles con su aleta.
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