miércoles, 30 de enero de 2013

De 100 a 0 en luna y poco

Porque cada sueño que soñaba,
era un veneno que tragaba,
una debilidad que confesaba,
y una coz en el hocico que recibía.

Porque cada onza de chocolate que decía,
era una aguja que escupía,
un alboroto diario que aparecía
y una coz en el hocico que se llevaba.

Porque por la estupidez que profesaba,
el azúcar en la amargura veía,
una dolorosa partida necesitaba
y un frío en los dedos renacía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario