sábado, 20 de diciembre de 2014

Beer para creer

Ponme un té de esos para la memoria,
que es bien dulce y amargo,
con cierta consistencia, realmente,
densa y profundamente agarrotada en los pulmones,
inyección ocular de granadina y vodka
y con ciertos tintes a un bienio errante,
manantial de torrentes de dualidad,
desembocando en el río eterno prometido
de perpetua pertenencia espiritual,
muriendo en el océano de la infinita comparación odiosa,
y en lagunas sanas causantes de precipitaciones
en formas de temporales verdes, bautizos, bodas y comuniones,
y a su vez, usada por necesidad en el onanismo naciente
bajo el yugo de la alargada sombra de tu Silueta.

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