martes, 9 de diciembre de 2014

StreetShark

Chupa, chupa, que yo te aviso,
evolucionar, recogerse en el costurero,
clavar con las agujas los retales limpios,
más no se avisó,
y esos derivados del petróleo
le devolvieron a la zorrera igual,
pero no,
si no con la licencia renovada,
muy a su pesar, la verdad,
y con una diáspora ya asimilada
donde el absurdo del mundo
pasó a serlo menos,
aunque aún no tuviese el alta,
así pues, inició una escalada
sin más utensilios que sus cojones
y sin menos sentimientos que antaño,
así pues, se aupó de un salto al fondo oceánico,
donde no se le esperaba,
y aún menos con esas pintas,
ya que los aros y las aletas dorsales
y los dientes tan afilados como bisturíes,
y tan precisos como su filo,
no estaban bien catalogados,
no complacen a la plebe,
pero poco importa eso cuando megaevolucionas,
cuando dejas de caminar
y comienzas a arrasar firmemente,
aun con delirios,
con el propósito de triturar las piedras
que se le opongan,
de ignorar cofres repletos de oro,
preciosos corales de esmeraldas,
o humillantes situaciones provocadas
por conseguir ese hueso que tanto ansiaba,
pues ahora se impulsaba buscando la posible solución
que podría encontrarse al fondo...

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