domingo, 1 de febrero de 2015

Atisbos de cordura

Elenco múltiple de sonidos inertes e irracionales,
invaden hiperpobladas ciudades-estado
con numerosas construcciones ruinosas
de una estirpe adoradora de falsas deidades a tiempo parcial,
para saciar el apetito insano de la majestuosa bestia,
tirana y dictatorial,
cuya única e inequívoca misión
se ve reducida a la de la guía de un protohumano
hacia el sinuoso camino de las cuestiones de lo preestablecido
y el avinagrado don de distribuir la palabra afectuosa
portante en sus genes,
a cambio de un bastión de experiencias vacías
y un sinfín de témpanos temporales de ayer que se funden en las "yamas" de sus dedos, contemplando como inverosímilmente,
lo esperado fue invertido y el superhombre se deshizo de una supuesta esclavitud,
que aún a día de hoy se plantea si fue tal,
y no fue más que la demolición del faro de la tierra prometida,
poseedora del fruto del Edén
y que actualmente,
con todos los burdeles abiertos y todos ya con el dragón liquidado,
no hace de él un Richard Gere, y se hace con su Julia Roberts,
pues teme más que no exista femme tal
que mantiene la agónica sensación tóxica de la esperanza,
verdadera ponzoña del niño perdido,
verdadera cicuta del raciocinio asentimental.

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