miércoles, 25 de febrero de 2015

Huelo sangre

Dan igual los festines,
o cuan a menudo sacie mi sed con sangre mortal,
en el fondo son como beber Cruzcampo para siempre,
habiendo estado acostumbrado a tu exclusiva y cara tostada de abadía.
Así pues, a pesar de que me perdiese en el cañón del colorado,
y pasee en dirección contraria al avance, al futuro,
de vuelta a lo primitivo, simplificando,
voy caminando por ti, voy alejándome de ti.

Da igual cuan placentero sea el cielo,
que el olor sea permanentemente a esencias,
ni que todos los días sean de sopa de cocido,
yo ya no ando, ni paseo, sino corro, a tus brazos, Catrina,
mas espero que una vez juntos me acompañes a las ascuas,
de donde vengo, lo que soy,
y no me lleven a la cola, pues pienso ir en chándal,
ya que no merezco pasar ni me apetece,
que  ya lo mejor tuve y sé cuan odiosas resultan las comparaciones
y el mal regusto que dejan en la garganta los posos del conformismo.

Da igual... No he dejado ni un segundo de hacerlo.

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