miércoles, 4 de marzo de 2015
Lisa Simpson es una niña de mi cole
Interrogantes incesantes asolan,
aíslan sonrisas en bolsillos,
traen horas que confirman
que el tiempo no se doctoró en nada,
que las heridas infectas pueden cerrar
pero alimentarse por dentro,
mas rellenando el pavo de rubia,
no se desinfecta, tan solo,
aplazan las ganas de rastrear.
Cuando se resuelven,
millones de neuronas estallan,
comienzan a remar entre folios
vistiendo su desnudez con cábalas y pliegues,
al frenético, casi mortal,
ritmo impuesto por el descorazonado cacique,
y poco a poco, ese carnaval de origami,
rompe las suturas, rompe los esquemas,
rompe a llorar,
derramando reproches en salsa agridulce,
acompañados de un ¡Gilipollas!
que haría tus delicias.
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