Todos somos
el perro faldero de alguien,
todos sin excepción,
hasta el más cabrón
de los mortales,
sucumbe a esa tentación,
se dejan llevar por la falsa
sensación cálida,
de un hielo a quemarropa,
se empieza a infectar,
y no lo notan,
se hacen adictos a esa droga,
dilata músculos,
contrae otros,
anula voluntades,
y a otros se las roba,
yonki perdido anda el planeta,
buscando su pico, su morfina,
esa calidez en el alma,
esa necesidad canina.
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